Walter Mehrer S, El poder del ejemplo
- LAMESAUNEALAFAMILIA
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Muchos padres se esfuerzan por decir lo correcto, pero olvidan que los hijos aprenden observando. Para Walter Mehrer S, el ejemplo es la herramienta educativa más poderosa y constante dentro del hogar.
Este artículo explora cómo las acciones cotidianas de los padres moldean la conducta, las emociones y los valores de los hijos.

Los niños aprenden por imitación
Desde edades tempranas, los niños observan:
Cómo los adultos gestionan emociones
Cómo resuelven conflictos
Cómo tratan a los demás
Cómo se hablan a sí mismos
El ejemplo deja huellas profundas y duraderas.
Coherencia entre lo que se dice y lo que se hace
Decir “no grites” mientras se grita genera confusión.
Walter Mehrer S enfatiza que:
La incoherencia debilita la autoridad
La coherencia genera confianza
El ejemplo refuerza los límites
Los hijos creen más en lo que ven que en lo que oyen.
El ejemplo emocional de los padres
Los padres enseñan:
Cómo manejar la frustración
Cómo expresar enojo
Cómo pedir perdón
Cómo calmarse
Un adulto que regula sus emociones enseña autorregulación sin palabras.
Errores como oportunidades educativas
No hace falta ser perfectos.
Cuando un padre:
Reconoce un error
Pide disculpas
Repara el daño
Está enseñando responsabilidad emocional y humildad.
El ejemplo en valores cotidianos
Los valores no se enseñan con discursos, se viven.
Ejemplos:
Respeto en el trato diario
Honestidad en lo pequeño
Empatía con otros
Autocuidado
Walter Mehrer S sostiene que los valores se transmiten en los detalles.
Qué pasa cuando el ejemplo contradice el mensaje
Cuando el mensaje y el ejemplo no coinciden:
Los hijos se confunden
Pierden referencia emocional
Se debilita la confianza
El ejemplo siempre gana.
Construir un ejemplo consciente
No se trata de vigilar cada acción, sino de:
Tener conciencia emocional
Revisar conductas
Ser auténticos
Estar dispuestos a aprender
Criar también transforma a los adultos.
El ejemplo educa incluso cuando no se pretende hacerlo. Desde la mirada de Walter Mehrer S, cada gesto cotidiano es una lección silenciosa que moldea el mundo emocional de los hijos.