Los padres manipuladores utilizan la culpa, el afecto o la mentira para ejercer control sobre sus hijos. Te mostramos algunas claves para reconocerlos.
¿La relación con tu padre o con tu madre siempre ha sido tensa e insatisfactoria, pero no logras reconocer el motivo? ¿Sientes culpa con frecuencia dentro de este vínculo? ¿Te confunden los actos, palabras y actitudes de tus progenitores y sientes que incluso ya de adulto te afectan y te limitan? Entonces, es posible que hayas tenido la mala fortuna de crecer con unos padres manipuladores.
Cualquier persona puede aplicar el chantaje emocional o perder los papeles con otra en algún momento. Sin embargo, los padres manipuladores despliegan una extensa variedad de estrategias dirigidas a socavar la autoestima de sus hijos y ejercer control sobre ellos. Y lo hacen con una frecuencia casi constante.
Tratar con personas manipuladoras siempre es desagradable y nocivo. No obstante, cuando son los progenitores quienes actúan de este modo, el daño es mucho más profundo y las secuelas más duraderas. Al fin y al cabo, ellos son las principales figuras de referencia y los principales moldeadores de nuestra personalidad. Por ello, conocer las señales de manipulación paterna resulta muy necesario.
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Claves para reconocer a unos padres manipuladores
Su estado de ánimo domina la situación
Toda reunión familiar gira en torno al estado anímico de este padre o madre. Cuando está alegre se muestra abierto, acogedor y amistoso, pero cuando sus emociones son negativas todo el ambiente se torna tenso e incómodo. Sus emociones son impredecibles y su gestión de las mismas es muy inadecuada. Por lo mismo, los demás quedan supeditados a las condiciones que marca esta persona en cada momento.
No acogen los éxitos y alegrías de sus hijos
Resulta difícil concebir que un progenitor pueda no experimentar felicidad por los éxitos o alegrías de sus hijos. Sin embargo, los padres manipuladores pueden sentir envidia y resentimiento, mostrarse críticos o cínicos y convertir una noticia positiva en un motivo de culpa o vergüenza.
Unas vacaciones, un ascenso laboral e, incluso, el nacimiento de un hijo deja de revestir alegría y se tiñen de negatividad tras pasar por el filtro del manipulador.
Tratan de apartarlos de las personas que los quieren
Cabe esperar que un padre o una madre se alegren de que sus hijos gocen de relaciones sociales amplias y saludables, de que interactúen con otras personas que los quieren.En cambio, un progenitor manipulador tiende a criticar a la pareja y las amistades de sus hijos, a menospreciar el valor del vínculo y a resaltar cada aspecto negativo. Esto no es más que otro modo de tratar de ejercer control.
Utilizan el afecto como un medio de manipulación
“Si me quisieras vendrías a verme todos los días”. “No sé cómo puedes decirme esto, con todo lo que yo he dado por ti”. El afecto se convierte en la herramienta de manipulación y control perfecta, pero no solo a la hora de generar culpa sino utilizado también en un modo positivo.
De esta manera, los padres manipuladores pueden utilizar los halagos y regalos como forma de ganarse el favor de sus hijos, incluso cuando les están dañando por otra parte con un montón de actitudes nocivas.
Otras claves para reconocer a los padres manipuladores
Las anteriores señales son de las más comunes. No obstante, existen otras muchas evidencias que dejan en claro cuándo un progenitor es tóxico y manipulador.Pongamos algunos ejemplos:
Adopta una postura de víctima en lugar de asumir sus fallos y responsabilidades.
Su comunicación no es clara, esconde sus verdaderos motivos y deforma la realidad a su favor. Por ejemplo, una madre, tras insistir y utilizar la culpa para que sus hijos la acompañen a algún lugar, puede afirmar rotundamente que han ido porque ellos querían, que ella jamás se lo pidió.
Sus planteamientos y sus actos son incoherentes. Por ejemplo, puede recriminar a sus hijos que nunca llevan a sus nietos a verlo, pero cuando acuden, los trata mal o los ignora por completo.
Via la mente es maravillosa
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